Fruta Madura
samedi, juin 28, 2003
Pueblo chico, infierno grande
Cuando uno es niño es más tontito, más inocente. Los niños no alcanzan a entender cosas y las dejan pasar, las aislan en su mentecita y las mantienen latentes hasta que alguna situacion mas delante en su vida les abren los ojos sobre qué significaba aquello antaño tan revoltoso. A mí me acaba de pasar, por eso puedo entender este sistema tan confuso en el que a webo uno tiene que sufrir pa'entender. Pues sí, me acorde de Verónica Castro en sus años ya no tan mosos que hizo esa novela "Pueblo chico, infierno grande" y en ese entonces no entendía: el concepto no me era familiar y no me significaba nada (además de que pura madre vi la novela), pero el tiempo pasó y ahora ya entiendo esto de "pueblo chico, infierno grande" y precisamente lo que pasa es que me vine al pueblo este. Yo pensé que era cosa de ficcion, que era solo la mente bien productiva de un wey, pero no, asi no va la cosa y nomas me quedan dos teorías: o el cabron ya había venido a Los Reyes, Michoacan; o me leyó el futuro. A ver que demuestra mi investigacion... por lo pronto el que se jode soy yo.
Aqui estoy atado de manos y pies donde no puedo leer, ni ver tele ni escribir en la noche, donde si tengo calor pura madre me puedo poner el abanico (ni lo pienses), donde me tengo que dormir a las 11 de la noche porque o el calor o los animales o que se yo. Esto es un suplicio y me dice mi mamá: "no creo que te esten torturando", como que ocupa verme con grilletes en el caballo.
A poco no hasta me parezco a la Vero, sufriendo y todo?
Cuando uno es niño es más tontito, más inocente. Los niños no alcanzan a entender cosas y las dejan pasar, las aislan en su mentecita y las mantienen latentes hasta que alguna situacion mas delante en su vida les abren los ojos sobre qué significaba aquello antaño tan revoltoso. A mí me acaba de pasar, por eso puedo entender este sistema tan confuso en el que a webo uno tiene que sufrir pa'entender. Pues sí, me acorde de Verónica Castro en sus años ya no tan mosos que hizo esa novela "Pueblo chico, infierno grande" y en ese entonces no entendía: el concepto no me era familiar y no me significaba nada (además de que pura madre vi la novela), pero el tiempo pasó y ahora ya entiendo esto de "pueblo chico, infierno grande" y precisamente lo que pasa es que me vine al pueblo este. Yo pensé que era cosa de ficcion, que era solo la mente bien productiva de un wey, pero no, asi no va la cosa y nomas me quedan dos teorías: o el cabron ya había venido a Los Reyes, Michoacan; o me leyó el futuro. A ver que demuestra mi investigacion... por lo pronto el que se jode soy yo.
Aqui estoy atado de manos y pies donde no puedo leer, ni ver tele ni escribir en la noche, donde si tengo calor pura madre me puedo poner el abanico (ni lo pienses), donde me tengo que dormir a las 11 de la noche porque o el calor o los animales o que se yo. Esto es un suplicio y me dice mi mamá: "no creo que te esten torturando", como que ocupa verme con grilletes en el caballo.
A poco no hasta me parezco a la Vero, sufriendo y todo?
mardi, juin 17, 2003
La vida a veces es como el box, uno se la pasa dando y recibiendo golpes. Justo ayer todo iba bien, pasaba nada, las vacaciones seguín tranquilas y bueno los planes se ponían mejor y mejor. Entonces fue que todo se desmoronó. Fue mi mamá la que empezó el round y dijo: "Silke se va a venir a Tijuana, tu te vas a Los Reyes (un jab directo al estomágo)”. Eso lo ignoras, preparas tu combinación... combinacion inútil de haber sabido que todo ya estaba escrito. Ayer de nuevo mi mamá: “te vas a Los Reyes (straight-left a la cara, las cosas se ponen mal)” y me empezo a sangrar la ceja profusamente. Hoy Silke habló con sus papás y le dijeron algo así como: “no vas a volver a León (combinacion de crochet y swing, TKO... me largo a Hermosillo de vuelta)”.
Y así es, todo valio madre y me voy al carajo o bueno, a Hermosillo.
Y así es, todo valio madre y me voy al carajo o bueno, a Hermosillo.
vendredi, juin 13, 2003
Zoom anatomico
A veces, por ejemplo, me parece que se ha terminado, no sé como le hace pero ya no está, por momentos no lo puedo ver. Se aletarga y se divierte jugando con mi mente. Pero esta ahí, latente, se agazapa entre el orgullo y el coraje y me acecha siempre, con movimientos felinos se acerca implacable. Espera las condiciones favorables, espera mi duda. Cuando llega es el limo perfecto, entonces crece y se multiplica y cae a chorros y brota por todas partes en un manantial mortífero que me toma por el cuello y me ahoga y me deja sin vida y sin sangre y ya no soy mi dueño por su culpa.
A veces, por ejemplo, lo ignoro vívidamente, pero no sirve de nada porque es violento y me golpea la cara y el vientre con la fuerza de mil hombres o mil plumas o mil hombres con plumas... y entoncés sé que está ahí.
A veces, por ejemplo, lo abrazo y lo beso, lo mimo y lo siento más transparente que tus ojos, pero es traicionero y absurdamente cruel y me quema por dentro en el hielo más estéril.
A veces, por ejemplo, me hace llorar, porque es el mas químico de los horrores y me toca con sus manos flamígeras los hombros y en un espasmo infinito caigo entre analogías que sólo se refieren a tí.
A veces, por ejemplo, es la fantasía mas bella y el deseo mas profundo y se resbala de mis dedos y su voz, sonido maldito, regresa al principio, a la punta de tus pies y entonces intrigosamente me doy cuenta que nunca has tocado la tierra, tu mente te concibe volando entre nadie. A veces, por ejemplo, eres un escalofrío inmensamente poderoso que me rebota una y otra vez y que no para hasta rasgarme el cuerpo y convertirme en el harapo más vil.
A veces, por ejemplo, lo eres todo: cantera de lunas muertas, un grito estridente, la pretensión mas firme, un sábado por la noche, domingo al medio día. Eres ventanas sin vidrios, ni ventanas, ni vidrios; eres descepcion y austeridad desmedida.
A veces, por ejemplo, pienso que me liberó, es benevolente y me ha dejado ir, pero eso es imposible y cada vez que me alejo tira de la soga con que me tiene sujeto y entoncés de nuevo soy suyo y de la manera mas penosa descubro que ese impostor tenía un retazo de tu piel o tu fragacia o se robó tu sonrisa y me ha engañado.
A veces, por ejemplo, sólo eres tú y te observo de a poco en vistazos agiles y furtivos y me arrepiento de todo. Te miro, te repaso y te quiero igual que siempre: como nunca.
A veces, por ejemplo, sólo quiero morir en tu pelo.
A veces, por ejemplo, lo ignoro vívidamente, pero no sirve de nada porque es violento y me golpea la cara y el vientre con la fuerza de mil hombres o mil plumas o mil hombres con plumas... y entoncés sé que está ahí.
A veces, por ejemplo, lo abrazo y lo beso, lo mimo y lo siento más transparente que tus ojos, pero es traicionero y absurdamente cruel y me quema por dentro en el hielo más estéril.
A veces, por ejemplo, me hace llorar, porque es el mas químico de los horrores y me toca con sus manos flamígeras los hombros y en un espasmo infinito caigo entre analogías que sólo se refieren a tí.
A veces, por ejemplo, es la fantasía mas bella y el deseo mas profundo y se resbala de mis dedos y su voz, sonido maldito, regresa al principio, a la punta de tus pies y entonces intrigosamente me doy cuenta que nunca has tocado la tierra, tu mente te concibe volando entre nadie. A veces, por ejemplo, eres un escalofrío inmensamente poderoso que me rebota una y otra vez y que no para hasta rasgarme el cuerpo y convertirme en el harapo más vil.
A veces, por ejemplo, lo eres todo: cantera de lunas muertas, un grito estridente, la pretensión mas firme, un sábado por la noche, domingo al medio día. Eres ventanas sin vidrios, ni ventanas, ni vidrios; eres descepcion y austeridad desmedida.
A veces, por ejemplo, pienso que me liberó, es benevolente y me ha dejado ir, pero eso es imposible y cada vez que me alejo tira de la soga con que me tiene sujeto y entoncés de nuevo soy suyo y de la manera mas penosa descubro que ese impostor tenía un retazo de tu piel o tu fragacia o se robó tu sonrisa y me ha engañado.
A veces, por ejemplo, sólo eres tú y te observo de a poco en vistazos agiles y furtivos y me arrepiento de todo. Te miro, te repaso y te quiero igual que siempre: como nunca.
A veces, por ejemplo, sólo quiero morir en tu pelo.
