Odiarme no me cuesta nada...
Carta enviada a Encaso por mí mismo:
Normalmente estoy tranquilo, aquí no pasa nada yo tengo lo que se puede decir todo: comida, vestido, techo, ciertas comodidades, salud (ya muy golpeada) y tantito amor, entonces, no habría razón para quejarme “la vida es color de rosa”. De repente tengo escalofríos y me empiezo a enojar. Deambulo en mi mente y en mi vida y la esterilidad de que soy preso me susurra al oído que no soy nada y no tengo nada y es entonces cuando siento que tengo derecho a quejarme. Porque no es justo, porque no me lo merezco, porque de verdad quisiera ser mas, porque soy el molusco, porque estoy cansado de ser el puto wey que no tiene nada que ofrecer, que no tiene nada que escribir ni nada que pintar ni nada que fotografiar ni nada que representar; que no es ágil ni fuerte ni flexible ni constante; porque no sé tocar ningún instrumento, ni tengo grandes proyectos ni sorprendentes capacidades intelectuales, ni soy rico ni atractivo ni nada. De veras que me encabrono y me emputo y si existe Dios lo maldigo mil y un veces porque yo no me merecía tan poco soplo divino ni tanto descuido y si me comparo con una ostra me hace mierda porque por lo menos puede hacer bellísimas perlas y yo cuando mucho me tiro pedos y entonces no hay comparación. Me enojo entonces con el molusco hijo de puta porque se pasó por los huevos la evolución y me dejó atrás y con un talento mayor al mío me hizo morder el polvo.
Y no es que no haya tratado, porque de eso no me pueden culpar. He tomado clases de escritura, dibujo, fotografía y actuación, guitarra flauta y piano, fútbol, natación, béisbol, karate y tae kwon do y nomás pa’nada sirvo y entonces no soy el tipo artístico, ni el intelectual, ni el deportista ni el rico ni el atractivo ni de ningún tipo, soy solo el tipo: una tabla, un bloque gris y aburrido y sin nada, de veras… nada. Me tiene podrido envidiar a los demás porque ellos sí pueden y yo no y ellos sí sirven y yo no por mas que trate, por mas que lo intente por mas que me esfuerce, por mas que me force no me sale… no se puede. Soy peor que un molusco, más débil y más tonto, menos inteligente y menos talentoso, para todo. Y por más que trato de sobresalir no se puede. Ojalá todo fuera como eso, pero ni si quiera autoestima tengo y ahorita me siento mal y no se a quién decírselo, ni cómo, así que perdón por esto de que salieron siendo chivos expiatorios, pero es que no tengo pa’donde jalar y me siento el harapo mas vil y no paro de autoflagelarme y autoexiliarme a lo mas profundo y de veras a veces no me quiero y ya otra ve respiro hondo y me vienen los escalofríos y sé que sigo enojado conmigo y también se que se me pasará, hasta que me odie la próxima vez.
Perdón y saludos a todos
Milán Huitzilihuitl (antes Sergio el bailador)