Marsella, Marseille (pt. 2)
Todo lo demás fue fácil, girar volante, palanca, pedal, volante. Los demás fue puro instinto y deseo de llegar a un lugar donde pudiera resirar, pero la ansiedad no se iba ni el calambre.
Javier dudó porque no sabía a dónde ir y los ojos a punto del colapso. Rodolfo no estaba más y Angela de seguro en la escuela. Aun así, se soprendía de lo sencillo que era manejar sin ver. El carro que seguía: palanca, pedal, palanca, pedal, volante. El momento se hacía dificil, porque Javier no veia y no pensaba bien, ¿entonces qué hacer? ¿izquierda o derecha? Los ojos como medusas y el dolor en el estomago que no podía soportar más. Realmente Javier ya no queria saber nada, no queria tomar mas decisiones de ningun tipo, solo quería llegar a un lugar con aire, un poco de oxígeno para combustión interna.
Decidió seguir derecho, sin ver y sin detenerse. Ver a donde llegaba, seguir en linea recta por toda la ciudad, ni una vuelta ni un descanso, solo seguir y buscar respiros, suspiros, cariño. Con la espalda escaldada en temblores, seguir derecho y buscar todo eso que nuca habia tenido. Y anduvo mucho tiempo...