Guadalajara's weakest link
No recuerdo muy bien la situación. Creo que todo ocurrió ese viernes que tenía ganas de verte. En realidad esa información no es muy relevante porque yo siempre estoy invadido de ganas de verte. Me decidí por tu indesición y nos pusimos de acuerdo.
Todo lo que pasó después carece por completo de importancia porque, sin ánimos de ofender, no fue exactamente extraordinario (como no sea verte alrededor de 5 horas)y me parece que tú estás al tanto de eso. Platicamos, comimos y platicamos; aunque hasta la fecha no sé si fue en ese orden u otro, o yo estoy pensando en debilidades.
Entonces sucedió que a pesar de nuestra total falta de química, me diste tu número de teléfono. Y no lo podía creer, y el papel olía a ti, a tu pelo o ese olor dulce que me das. Lo tomé con delicioso cuidado y lo mantuve fieramente conmigo, en mi billetera... hasta ayer. En un arranque de estupidez y miedo, lo perdí en Tepic. Apenas me di cuenta, mi corazón se desmoronó porque Tepic era grandísima (además de otros pretextos que me puedo inventar para no sentirme tan imbécil o tan totalmente destrozado).
Llovieron sugerencias de mis acompañantes y la más vulgar fue que te lo pidiera de nuevo o lo consiguiera con alguien más. Debo decir que semejante despliegue de mediocridad me pareció nauseabundo. Encontré intolerable la idea de sustituirte. Imagínalo, sólo piensa en tal insensatez ¿acaso no lo ven? ¿es tan sutil la diferencia? La situación fantástica y quimérica en la que tú, haciendo pleno uso de tus facultades y en el pináculo del libre albedrío, te decides. Tomas el primer papel que encuentras (el más espontáneo) y tomas la primer pluma que encuentras (la más espontánea) y con esas manos firmes y grandes que me encantan, escribes casi con divinidad, tu número. Con el encanto mítico que te caracteriza, tomas las herramientas necesarias y me das un trozo de ti. No niego que probablemente sea el mas nimio y común de todos tus pedazos, pero al final de cuentas me lo diste tú a mí, con entera libertad y disposición, poniendo especial cuidado en los detalles como subrayar tu nombre o redondear bien el cero.
La segunda posibilidad me asusta tanto que estoy a punto del desmayo. Coger cualquier pluma (aunque no será cualquiera), una pluma premeditada e incompetente, y con estas manos sucias, obsenas, débiles, temblorosas, aterradas e inseguras; escribir tu nombre y tu número. Con la letra mas falsa de la que soy capaz, si quiera intentar suplantarte. Me resulta tan poco factible como repugnante.
Por eso fue un alivio encontrar entre mi economía el sagrado papelito, y después de un estallido de violento júbilo he podido dormir tranquilo, sabiendo que no puedo ser tan descuidado. Con eso en mente, he soñado contigo. En mi sueño, no te conocía y tras encontrarte en una plaza, me introduje sin permiso en tu vientre y fascinado con la fascinacion que tu me causas andaba dentro de ti y tú toda llena de estrellas y mar y no me cansaba de explorar tus colores.
Sin avisar: manos, tú, mi almohada, su colchón, la sensacíon de vacío.
Todo lo que me provocas.
