0.740 KgHoy me comí tu última donita, de las pocas cosas que me dejaste sobre las que tengo libertad de hacer lo que me plazca. Me la comí despacito, disfrutándola y disfrutándote también a ti. No fue fácil, y precisamente no lo fue por tu culpa. El azúcar me dañó la lengua y la garganta como si estuviera tragando navajas, la canela me dejó quemaduras de ácido a todo lo largo del esófago. El panecillo mas difícil.
Nunca un postre tuvo un sabor tan amargo.